Главная Случайная страница


Полезное:

Как сделать разговор полезным и приятным Как сделать объемную звезду своими руками Как сделать то, что делать не хочется? Как сделать погремушку Как сделать так чтобы женщины сами знакомились с вами Как сделать идею коммерческой Как сделать хорошую растяжку ног? Как сделать наш разум здоровым? Как сделать, чтобы люди обманывали меньше Вопрос 4. Как сделать так, чтобы вас уважали и ценили? Как сделать лучше себе и другим людям Как сделать свидание интересным?


Категории:

АрхитектураАстрономияБиологияГеографияГеологияИнформатикаИскусствоИсторияКулинарияКультураМаркетингМатематикаМедицинаМенеджментОхрана трудаПравоПроизводствоПсихологияРелигияСоциологияСпортТехникаФизикаФилософияХимияЭкологияЭкономикаЭлектроника






Capítulo 43





 

Junio de 1868

Muy señor mío:

No me cabe duda de que no leerá esta carta. No obstante, quizá mi carta desemboque en sus manos. Por muy pequeña que sea, es una posibilidad a la que me aferró.

No me conoce y nunca me conocerá. Me llamo Rose Bazelet, Cadoux de soltera, y resido en la calle Childebert, que está a punto de quedar arrasada para que continúen las obras de apertura de la calle Rennes y del bulevar Saint‑Germain.

Llevo quince años soportándolo. He soportado las obras, su avidez, su terquedad. He soportado el polvo, las incomodidades, los torrentes de barro, los escombros, las destrucciones y el advenimiento de un París estruendoso y de mal gusto, que encarna la vulgaridad de sus ambiciones perfectamente. He soportado el recorte de los jardines de Luxemburgo. Ahora ya estoy harta.

Señor, hoy mismo he acudido al ayuntamiento, como muchos otros parisienses en mi situación, para protestar contra la demolición de mi vivienda familiar. No quiero darle cuenta de la arrogancia con la que se me ha recibido.

¿Es usted consciente, señor, de que en esta ciudad hay ciudadanos que no aprueban sus actuaciones? ¿Sabe que lo llaman «el Atila de la línea recta», «el barón destripador»? Tal vez esos apodos lo hagan reír. Quizá el emperador y usted mismo hayan decidido no preocuparse por lo que la población piensa respecto a sus obras de mejora. Miles de casas han quedado destruidas. Miles de personas se han visto obligadas a mudarse, a hacer las maletas. Por supuesto, esos disgustos no significan nada para usted, que vive cómodamente en la magnificencia protectora del ayuntamiento. Está convencido de que el hogar de una familia se resume en una cantidad de dinero. Para usted una casa es únicamente una casa. Ya solo su nombre resulta irónico. ¿Cómo es posible que se llame Haussmann? ¿No significa en alemán «el hombre de la casa»? Leí que, cuando contrató las obras de la prolongación del bulevar que lleva su nombre, no dudó en derribar la casa donde nació. Eso es revelador.

Me llena de felicidad saber que se incrementa el número de sus enemigos, sobre todo a partir del deplorable asunto de los cementerios. Ahora la gente se pregunta cómo influirá en el futuro la remodelación completa de nuestra capital. Esas transformaciones irrevocables han conmocionado comunidades, barrios, familias y aniquilaron hasta los recuerdos. Ha enviado a los ciudadanos con menos recursos a vivir fuera de las murallas de la ciudad, porque ya no pueden pagar el alquiler en esos edificios nuevos. Esté seguro de que todo esto afectará a los parisienses durante muchos años.

Los estragos ya están aquí. Yo he dejado de pasear por las calles de mi ciudad, señor, porque me resulta ajena.

Nací hace casi sesenta años, igual que usted. Cuando lo nombraron prefecto, fui testigo del balbuceo de las transformaciones, del entusiasmo y de la llamada a la modernidad que estaba en boca de todos. Fui a conocer la prolongación de la calle Rivoli, he visto abrirse el bulevar Sébastopol, que convirtió en ruinas la casa de mi hermano, el bulevar del Prince Eugéne, el bulevar Magenta, la calle Lafayette, la calle Réaumur, la calle Rennes y el bulevar Saint‑Germain…Ya no estaré aquí para ser testigo de la continuación de sus obras, lo cual me alivia enormemente.

Solo quiero hacerle un último comentario: ¿no les ha sobrepasado, lisa y llanamente, la grandilocuencia del proyecto, tanto al emperador como a usted?

Pareciera que la barbaridad de sus respectivas ambiciones les haya llevado a concebir París no solo como la capital de Francia, sino como la del mundo entero.

Señor, no abdicaré frente a usted. No abdicaré frente al emperador. No me echarán como a esos corderos de parisienses cuya existencia han desmantelado. Yo resistiré, señor.

En el nombre de mi difunto marido, Armand Bazelet, que nació, vivió, amó y murió en nuestra casa de la calle Childebert, no me rendiré jamás.

Rose Bazelet

 

Date: 2015-12-13; view: 319; Нарушение авторских прав; Помощь в написании работы --> СЮДА...



mydocx.ru - 2015-2024 year. (0.005 sec.) Все материалы представленные на сайте исключительно с целью ознакомления читателями и не преследуют коммерческих целей или нарушение авторских прав - Пожаловаться на публикацию